El 14 de julio de 1948 tuvo lugar un vuelo muy especial. Cierto pájaro de metal, que para muchos fue uno de los aviones más feos de la historia pero que tenía un encanto singular, surcó los cielos por primera vez llevando en su interior un automóvil. La idea de negocio era clara, a saber, ayudar a acaudalados británicos a pasar las vacaciones en Francia, facilitando el salto del Canal de la Mancha con coche y todo gracias a un excepcional avión carguero. Fueron muchos los que, prácticamente sin bajar de su vehículo, viajaron de Gran Bretaña a Francia a bordo de un Bristol Freighter, eso sí, todo ello antes de la llegada de los transbordadores baratos que acabaron con el negocio, pero para eso tuvieron que pasar todavía muchos años.
Bristol Freighter 31M de Norcanair en el Western Canada Aviation Museum de Winnipeg. Imagen de: Bzuk (PD)
Cierto día, a finales de la Segunda Guerra Mundial, se le ocurrió la idea de convertir viejos Bristol 170 en cargueros para llevar al menos dos automóviles hacia Francia al osado pionero del aire Griffith James “Taffy” Powell, quien andando el tiempo comenzó las operaciones comerciales con la compañía Silver City Airways. Y, de esa forma, lo que inicialmente no era más que una loca apuesta, terminó por convertirse en un negocio redondo, tanto es así que a principios de los años cincuenta tuvo que pensar en rediseñar el modelo para poder embarcar tres automóviles, naciendo así el Freighter 32.
Un Freighter 32 devorando a su presa. Imagen de: RuthAS (CC).
Muchas compañías del mundo operaron estos duros y extraños cargueros y, todavía hoy, puede contemplarse alguno perdido por remotos rincones, como el que aparece en el siguiente vídeo procedente de Nueva Zelanda, donde un viejo Bristol Freighter es reanimado tras más de dos décadas en el olvido.
| Vía Core77 |
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